Son la carta de presentación, siempre ubicados en las entradas de casa. Es lo primero en lo que se fijan nuestros invitados (aunque disimulen, siempre miran de reojo al gancho en el que se cuelga el abrigo o el pomo del que pende un foulard). Los percheros son detalles imprescindibles y olvidados a la vez, tan necesarios…
Haced un poco de memoria, y pensad en los percheros que tienen vuestros familiares, vuestros amigos, dónde colgáis los abrigos cuando vais a casas ajenas. Un armario ropero que no os atrevéis a abrir (¡es un espacio íntimo!), un perchero de pie invisible bajo una montaña de ropa (frecuente en oficinas), o un perchero de madera de pino con pomos redondos y una estrecha bandeja superior. ¡Y eso cuando los abrigos no acaban sobre la cama del dormitorio!
Lo cierto es que no se estilan los zaguanes en nuestros pisos. Tampoco tenemos la costumbre de descalzarnos al entrar en casa. Así que relegamos los espacios de entrada en casa a meros vaciabolsillos. Pero la falta de espacio no debe impedirnos crear espacios útiles y bellos en casa.
Opciones hay muchas, tubos metálicos, ramas de madera, tablones con ganchos, alambres de sujeción, pequeños pomos anclados en la pared o colgadores de diseño de vanguardia. Personalmente, me quedo con los tubos metálicos que cuelgan del techo, ligeros y casi invisibles cuando no hay nada colgado. Creo que voy a ponerme manos a la obra y voy a hacer uno para casa.
Y vosotras, ¿qué opináis? ¿cuáles son vuestros favoritos? Ya sabéis que podéis encontrar estas y muchas otras ideas en Ebom. Allí os espero.
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