El pasado día 11 de Octubre hizo 50 años desde que se apagara para siempre la voz de la grande Edith Piaf, y como soy muy fan suya y me inspira oir su maravillosa voz, he querido hacerle un cariñoso homenaje.
Edith, la diva de la «chanson» que no se arrepentía de nada, a pesar de haber tenido una vida de amor tormentosa, fue descubierta por casualidad por el dueño de un bar parisino para que cantara allí. Él la bautizó cariñosamente «Piaf», que significa pequeño gorrión, por su fragilidad de cuerpo y su grandeza en la voz.
Lo suyo no fue precisamente una «vie en rose» sino todo lo contrario, estuvo marcada por una infancia dura, atormentada por las drogas y amargada por la pérdida de su único amor, como ella misma dijo. El boxeador Marcel Cerdan, amante que tuvo a pesar de estar casado y con tres hijos, y que perdió la vida en un accidente de avión yendo a verla. Qué cosa tan triste…
Su historia también quedó marcada por la buena amistad que mantuvo con Marlene Dietrich, aunque que siempre se ha pensado en que hubo algo más. De nuevo, una vida tormentosa que sólo ella conocía en detalle y que se llevó hace ahora 50 años. Edith Piaf, tu serás eterna.
Nos quedamos con su mágia. Una auténtica estrella, disfrutadla.
Siempre será irrepetible. Muy bonito. Gracias.
Me alegro que te haya gustado Alicia. Gracias a ti por el comentario